Entramos en la etapa de las fiestas navideñas, donde la inmensa mayoría, cada uno desde sus circunstancias y creencias, unos como fiesta religiosa, otros como fiesta familiar y otros como ambas cosas a la vez, decide celebrarlas.

Cada día me encuentro con personas que están viviendo estas fechas con tristeza, melancolía o estrés, ya se sabe que esto es bastante común, aunque siento que este año pudiera ser difícil para más personas, por las circunstancias socio económicas que estamos atravesando y ante las que muchos sienten que ya no pueden más.

Son muchos los que se agobian pensando que han de hacer gastos más altos entre regalos, comidas y cenas sociales, pudiendo llegar a sentir un importante estrés en sus vidas.

También hay otros factores que pueden desencadenar sentimientos de tristeza en estas fechas, como el dolor por la pérdida de seres queridos, activándose los recuerdos hacia la persona fallecida, sintiendo más el vacío que quedó con la pérdida y en muchos casos evitando hablar sobre la muerte de la persona amada, lo que genera tensiones encubiertas.

Otro aspecto significativo que puede provocar desánimo es el balance que algunos hacen sobre el año que termina, dando más peso a las frustraciones, a los errores y demás aspectos negativos que a los logros y aspectos positivos.

Así mismo es frecuente que las Navidades nos lleven a recuerdos de la infancia, que permanecen de una forma vívida en nuestras mentes. Para algunas personas estos serán bonitos, tiernos y amorosos, mientras que para otras les inspirarán sentimientos de soledad, tensiones, enfermedades, pérdidas etc. En nuestro inconsciente y también en nuestro consciente se encuentran muchas sensaciones de la infancia navideña, como determinados olores, colores, sonidos, sabores, texturas que condicionan como vivimos las situaciones presentes.

Aunque no se trata de obviar el dolor y sufrimiento que aqueja a la humanidad, ya no sólo en aquellos países más desfavorecidos sino también en Europa y en particular en nuestro país, con las terribles injusticias y abusos de los más poderosos e ignorantes, pero al menos si uno quiere sentirse mejor estos días de lo que pensaba, sugiero poner un poco de consciencia y planificar o improvisar unas Navidades diferentes, cada cual mirando sus verdaderas necesidades y circunstancias, utilizando la creatividad que siempre nos genera bienestar.

Propongo :
Regalar sonrisas, abrazos, unos cuantos «te quiero», muchos «gracias», algunos «confío». Conversar con nuestros hijos, con nuestra pareja, con los amigos. Expresar amor y gratitud. Cantar y bailar. Dar un largo paseo.Todo esto es gratis y nos aporta grandes dosis de felicidad.

¡Felices fiestas para todos!

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Navidad y estado de ánimo
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