Los niños pequeños aprenden principalmente a través de la imitación de las conductas de sus padres, también de otros familiares, profesores y educadores, amigos y conocidos.

La capacidad para observar e imitar es innata

Tanto la observación como la imitación son aspectos psicológicos innatos. Para los niños aprender e imitar es un juego. Los niños quieren ser como los adultos, así que nos imitarán sin tener aún la capacidad para valorar si los patrones de conducta que aprenden son apropiados o no.

Estos patrones se implantan en la mente infantil de forma inconsciente.

El niño pequeño puede imitar a cualquier persona, hermanos mayores, compañeros de guardería o de clase, copiando y repitiendo frases, gestos, posturas corporales, palabras y conductas, de ahí la responsabilidad de los padres en cuidar las compañías de sus hijos. Estos patrones influirán en sus creencias, actitudes, valores, conductas, hábitos y en su propio destino.
El niño también desarrolla empatía a través de la observación, adquiriendo la capacidad de ponerse en el lugar del otro.

Es necesario que los adultos seamos congruentes con lo que decimos y con lo que hacemos

Los adultos a veces somos contradictorios, castigamos o reprendemos a nuestros hijos por actitudes o conductas que nosotros también tenemos. Por ejemplo les decimos » deja tus juguetes a tu amiguito», sin embargo nosotros nunca dejamos nuestro coche a nadie. Cuando decimos a un niño que tiene que leer, pero nosotros nunca leemos, es difícil que el niño se aficione a la lectura, sin embargo si nos ve leer con frecuencia, será muy probable que nos imite. Los hijos de padres fumadores tienen una probabilidad mucho más alta de ser fumadores tempranos.
Me parece importante darnos cuenta de este tipo de errores y asumir la responsabilidad de conocernos bien a nosotros mismos, lo cual facilitará el hecho de ofrecer un modelo positivo y congruente a nuestros hijos.
Para cualquier conducta que queramos que aprendan, dejemos los sermones y actuemos más como modelos. Cuando queramos enseñarles algo de manera verbal seamos claros y breves en nuestro discurso, cuidemos la comunicación no verbal ( tono y volumen de voz, gestos etc) y adaptemos el lenguaje a la edad y comprensión del niño.

La información queda aprendida y almacenada influyendo en sus vidas para bien y para mal.

He podido observar en la inmensa mayoría de los adolescentes que vienen a consulta, como se expresan, piensan y tienen un discurso sobre lo apropiado e inapropiado en la vida igual al de sus padres, aunque a esta edad no les guste reconocerlo o no sean conscientes, o lo nieguen ante sus padres. Esto se ve con mucha más claridad en los niños. La información está aprendida y almacenada, gran parte en el inconsciente, pero siempre influyendo en sus vidas.

Los adultos somos espejos y los niños esponjas
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Un pensamiento en “Los adultos somos espejos y los niños esponjas

  • 5 enero 2015 a las 00:46
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    Me gustó mucho su artículo, breve pero conciso. Estoy De acuerdo en el Autoconocimiento y de ahí en el trabajo interior para reflejarles a nuestros hijos un ejemplo de ser humano, o al menos un ser de bien para la sociedad. El trabajo es mucho, pero con voluntad y la responsabilidad de forjar un ser con estructura de valores creo que es motor suficiente para mejorar nuestras áreas de oportunidad. Gracias por motivarme a esta reflexión. Saludos desde México.

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