El poder de las creencias sobre el cuerpo

«Hay impulsos de inteligencia que crean constantemente el cuerpo con nuevas formas cada segundo». Deepak Chopra.

Existen múltiples maneras de interpretar el mundo

Las situaciones que vivimos no causan directamente nuestros estados emocionales. Estos dependerán en gran medida de la interpretación que de estas situaciones hagamos. Si la interpretación es negativa y catastrofista nos afectará de manera muy diferente que si la interpretación es positiva y resolutiva. La mirada que le pongamos a la vida determina cómo nos sentimos. Y a su vez la manera de percibir las diferentes situaciones dependerá de las creencias conscientes e inconscientes que hayamos aprendido a lo largo de nuestras vidas. Las creencias pueden referirse a como creemos que somos, lo que repercute en nuestra autoestima y a como creemos que es el mundo, la vida y los demás. Así podemos observar que hay creencias limitantes y creencias generativas. Las primeras nos bloquean y limitan y las segundas nos ayudan a avanzar. Las creencias influyen marcadamente en nuestras emociones y en nuestra fisiología.

Los niños maltratados detienen su crecimiento

Existen casos de niños gravemente maltratados, cuya falta de amor afecta seriamente a la hormona del crecimiento, desarrollando un «enanismo psicosocial». Esto descoloca la idea de que el crecimiento depende simplemente de una hormona que segrega el organismo y que viene prefijada en nuestro ADN. Cuando se pone a estos niños en un ambiente donde son amados y cuidados, cambian sus creencias acerca de ellos mismos, pasando de considerarse indeseables e indignos de amor, a considerarse deseados y merecedores de amor. Entonces liberan a raudales la hormona del crecimiento y pueden llegar a alcanzar una talla y un peso adecuado a su edad.

Nos relacionamos con nosotros mismos a través de nuestro diálogo interior

Nuestra mente siempre está llena de pensamientos y de juicios, en una continua verborrea interior. Estos pensamientos, muchos de tipo automático no aparecen por azar. El origen se encuentra en nuestras creencias que se encuentran a un nivel más profundo y en su mayoría de forma inconsciente.
Por ello el conocimiento de nuestras creencias conscientes e inconscientes nos da la opción de poder cambiar aquellas que ya no nos sirven, aunque tuvieran su función en un pasado. Este cambio repercutirá en nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos, provocando también un cambio a nivel fisiológico.

El miedo a envejecer puede acelerar el envejecimiento.

Deepak Chopra, médico ayurvédico, realizó numerosos estudios sobre la influencia de nuestras creencias en nuestro proceso de envejecimiento. Una de sus aportaciones más interesantes fue la de observar como el miedo a envejecer y la profunda convicción de que estamos destinados a la decadencia, puede transformarse en envejecimiento en sí; como una profecía autocumplida generada por la imagen autodestructiva que tenemos de nosotros mismos. Si en lugar de creer que el cuerpo decae con el tiempo, creemos que nuestro cuerpo es nuevo a cada instante podemos retrasar el envejecimiento. Nuestro cuerpo está impregnado de la profunda inteligencia de la vida, cuya única finalidad es mantenernos. «Podemos equilibrar mente y cuerpo, equilibrando nuestras creencias sobre ambos. Experimentando el goce de la vida por medio del cuerpo, creyendo que el cuerpo no se nos opone, sino que desea lo mismo que nosotros deseamos.»

El problema está en la gran dificultad que tenemos para cambiar creencias, porque muchas son inconscientes, y deciden por nosotros. Una vez descubiertas tenemos que sustituirlas por otras más positivas, y no siempre queremos porque también somos adictos a nuestras emociones negativas.

Hace falta un trabajo consciente y comprometido con nosotros mismos si realmente queremos vivir con más plenitud y sentimientos de liberación.